Toda pérdida es única. Ninguna debería ser objeto de indiferencia o antipatía. Perder a un novio, o un esposo no es igual que a un padre o una madre, como también no igual a perder un trabajo, o la salud o una habilidad, o una mascota. El dolor de cada una es tan singular y particular como el vínculo que se ha roto. Hay una ruptura de un vínculo que tú consideras valioso, que tú valoras mucho.
Perder algo implica que ese vínculo que tenías, te ha alimentado en quién eres, te ha nutrido, te configurado, te ha marcado, te formado y se ha roto. Tú eres único justamente por los vínculos que has tejido a tu alrededor y que te han alimentado, pero cuando se rompe uno de ellos, una parte de ti empieza a marchitarse. Por ello, toda pérdida es un duelo, es sufrir y darte cuenta de que el vínculo que se ha roto ya no te nutrirá más, no te alimentará ni te forjará. Hay una parte de ti que sufre porque extraña lo que se ha ido.
Luego, viene detectar qué has perdido tras ese vínculo. No sólo pierdes a alguien o algo, sino lo que esa persona significa para ti. Comprender y aceptar ese significado para ti te permitirá atravesar el puente del dolor.
Ahora, tras la pérdida la recuperación no existe: no es posible volver a ser quien eras. No es que estés enfermo y te alivies o recuperes. No es buscar un reemplazo o evitar ese espacio dentro de ti. Simplemente estás atravesando una reconfiguración interna, un cambio personal. Por eso, el otro lado del duelo es la reinvención, la transformación.

Recuerda, lloras la pérdida por lo valioso que era para ti, pero también te lloras a ti mismo: a quien eras cuando ese alguien especial o algo estaba presente. Así que atravesar esta experiencia es aceptar que ya no está, que ya no serás el mismo y que reconfigurarte es la única manera de seguir adelante. No es posible huir de este dolor, hay que aceptarlo y con ello atravesarlo.
Queda tu pregunta entonces: ¿cómo hago el cambio? ¿Cómo atravieso el puente? Permitiéndote ser en medio del dolor, reconociéndote en los otros vínculos que tienes, amando quien eras antes de la pérdida, pero también comenzar a tejerte en los vínculos que siguen ahí, en las posibilidades que se te abren al frente y en aceptar aquellas puertas que se han cerrado.
Porfa, entiende que vínculos no es sólo personas y animales, sino pasatiempos, habilidades, lugares, situaciones, objetos y experiencias.
Espero sinceramente que estas palabras te iluminen en este momento de dolor.
Un abrazo,
Juanes